domingo, 23 de agosto de 2015

Amor líquido: Zygmunt Bauman




Zygmunt Bauman (1925- ) escritor polaco, sociólogo, filósofo y ensayista. Su trabajo esta dirigido a asuntos de clases sociales, al holocausto, a la hermenéutica, a la modernidad, posmoderniad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza. Desarrollando el concepto de "modernidad líquida". Premios príncipe de Asturias de comunicación y humanidades, premio Theodor W. Adorno, Frakfurt (Alemania) y premio Amalfi de sociología y ciencias sociales (Italia).


Obras: Ética posmoderna: sociología y política, Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil, Múltiples culturas una sola humanidad, Ceguera moral. La pérdida de la sensibilidad en la modernidad líquida, Amor líquido, entre otros.


Amor Líquido

Enamorarse y desenamorarse 

La naturaleza del amor -implica tal como lo observó Lucano dos milenos atrás y lo repitió Francis Bacon muchos siglos más tarde -ser un rehén del destino.

En el Simposio de Platón , Diótima de Mantinea le señaló a Sócrates, con el asentimiento absoluto de éste, que "el amor no se dirige a lo bello, como crees", "sino a concebir y nacer en lo bello". Amar es  desear "concebir, procrear" y por eso el amante "busca y se esfuerza por encontrar la cosa bella en la cual pueda concebir". En otras palabras, el amor no encuentra su sentido en el ansia de cosas ya hechas, completas y terminadas, sino en el impulso a participar en la construcción de esas cosas. El amor esta muy cercano a la trascendencia; es tan solo otro nombre del impulso creativo y, por lo tanto, esta cargado de riesgos, ya que toda creación ignora cuál será su producto final.
En todo amor hay por lo menos dos seres, y cada uno de ellos es la gran incógnita de la educación del otro. Eso es lo que hace que el amor sea un capricho del destino, a la más sublime de las condiciones humanas, en el que el miedo se funde con el gozo en una aleación indisoluble, cuyos elementos ya no pueden separarse. Abrirse a ese destino, significa en ultima instancia, dar libertad al ser: esa libertad que esta encarnada en el Otro, el compañero, en el amor. Como lo expresa Erich Fromm en El arte de Amar "en el amor individual no se encuentra satisfacción [...] sin verdadera humildad, coraje, fe y disciplina" y luego agrega inmediatamente, con tristeza, que en "una cultura en que esas cualidades son raras, la conquista de la capacidad de amar será necesariamente un raro logro".
Y lo mismo ocurre en una cultura de consumo como la nuestra, partidaria de los productos listos para uso inmediato, las soluciones rápidas, la satisfacción instantánea, los resultados que no requieran esfuerzos prolongados, las recetas infalibles, los seguros contra todo riesgo y las garantías de la devolución del dinero. La promesa de aprender el arte de amar es la promesa (falsa, engañosa, inspiradora del profundo deseo de que resulte verdadera) de lograr "experiencia en el amor" como si se tratara de cualquier otra mercancía. Seduce y atrae con su ostentación con estas características, porque supone deseo sin espera, esfuerzo sin sudor y resultados sin esfuerzo.
Sin humildad y coraje no hay amor. Se requieren enormes cualidades en cantidades enormes y constantemente renovadas, cada vez que uno entra en territorio inexplorado y sin mapas, y cuando se produce el amor entre dos o más seres humanos, éstos se internan inevitablemente en un terreno desconocido. 

Eros tal como lo afirma Levinas en su texto el Tiempo y el Otro, es diferente de la posesión y del poder; no es una batalla ni una fusión, y tampoco es conocimiento.

Eros es "una relación con la alteridad, con el misterio, es decir, con el futuro, con lo que está ausente del mundo que contiene todo lo que es ...". "El pathos del amor consiste en la insuperable dualidad de los seres". Los intentos de superar esa dualidad, de domesticar lo díscolo y domeñar lo que no tiene freno, de hacer previsible lo incognoscible y de encadenar lo errante son la sentencia de muerte del amor. Eros no sobrevive a la dualidad. En lo que al amor se refiere, la posesión, el poder, la fusión y el desencanto son los Cuatro Jinetes del Apocalipsis.
En ese punto radica la maravillosa fragilidad del amor, junto con su endemoniada negativa a soportar esa vulnerabilidad con ligereza. 
Todo amor se debate por concretarse, pero en el momento del triunfo se topa con su derrota última. Todo amor lucha por sepultar las fuente de su precariedad  e incertidumbre, pero si lo consigue, pronto empieza a marchitarse, y desaparece. Eros esta poseído por el espectro de Tánatos , que ningún hechizo mágico puede exorcizar. No es que Eros sea precoz, y ninguna dimensión ni intensidad de educación y de métodos de aprendizaje conseguirán liberarlo de su patológica tendencia suicida.
El desafío, la atracción , la seducción que ejerce el Otro, vuelve toda distancia, por reducida y minúscula que sea, intolerablemente grande. La brecha se siente como un precipicio. La fusión y la dominación parecen ser los únicos remedios para el tormento resultante. Y solo hay una delgadisíma  frontera, que muy fácilmente puede puede pasarse por alto, entre una caricia suave y tierna y una mano de hierro que aplasta. Eros no puede ser fiel a si mismo sin practicar la caricia, pero no puede practicarla sin correr el riesgo del dominio, Eros impulsa a las manos a tocarse, pero las manos que acarician también pueden oprimir y aplastar (2003. p. 21-23).



-  Bauman, Z. (2003) Amor líquido. Buenos Aires,Argentina: Fondo de Cultura Económica.

El amor puede ser entendido como virtud, afecto y bondad del ser humano. Además, se encuentra relacionado con una serie de actitudes, sentimientos y experiencias ¿Por qué en la actualidad este se toma como sinónimo de consumo y liquidez ? y ¿Por qué a través de la historia este a predominado bajo la forma de poder y posesión? 
¿ Qué opinas al respecto?


lunes, 6 de julio de 2015

Sin Destino: Imre Kertész




Imre Kertész (1929- ) escritor húngaro, galardonado Premio Nobel de Literatura en el año 2002. Kertéz fue deportado a los quince años a Auschwitz y luego a Buchenwald, pero logró sobrevivir, regresó a Hungría y trabajó como periodista, traductor y autor de comedias y guiones cinematográficos, en buena medida basada en su experiencia. Actualmente vive en Berlín y Budapes. 

Obras: Sin Destino, Diario de la galera, Fiasco, La lengua exiliada, Crónica del cambio, entre otros.






Sin Destino

El musulmán 

Nunca me habría imaginado que podría envejecer tan pronto. Si en una situación normal hacen falta cincuenta o sesenta años para envejecer, en el campo bastaron tres meses para que mi cuerpo me abandonara. Puedo asegurar que no hay nada más molesto, más decepcionante que llevar la cuenta, día a día, de lo que se ha degradado de nosotros mismos. En casa, aunque no le hubiese prestado mucha atención, generalmente estaba en armonía con mi organismo, me gustaba esa maquinaria. Me acuerdo de aquella tarde de verano en la que estaba leyendo una novela de aventuras en el fresco del salón, mientras con una mano acariciaba con placer la piel suave y sedosa, llena de pelitos dorados, de mi fuerte muslo. Ahora, esa misma piel estaba arrugada, colgaba, estaba seca, áspera y amarillenta, cubierta de abscesos, manchas marrones, grietas, heridas y escamas que –sobre todo entre los dedos- me producían un picor desagradable. “Sarna”, me aseguró Bandi Citrom cuando se lo enseñé. Observaba atónito con qué velocidad, con qué desenfrenada rapidez disminuía, día a día, la carne de mis huesos, hasta que no quedaba nada, hasta que desaparecía toda mi materia blanda. Cada día me sorprendía algo nuevo, algún nuevo fallo o algún defecto, en aquella cosa que me resultaba cada vez más rara y extraña, aunque hubiese sido un buen amigo: mi cuerpo. Ya no podía ni verlo, sin tener una sensación de desequilibrio, de horror. Con el tiempo dejé de quitarme la ropa y luego dejé de lavarme, puesto que eso también era desagradable y doloroso en medio de aquel frío. También estaban los zapatos.
[…] Por otra parte, a los zapatos de madera, con el tiempo, se les rompían los tacones. Entonces caminábamos sobre una suela gorda y redondeada -que de repente se hacía más fina y adquiría una forma de góndola-, balanceándonos a la manera de unos muñecos tentetiesos. La suela fina que quedaba tras romperse el tacón se agrietaba pronto y, a cada paso, entraba por las grietas una mezcla de barro frío, minúsculos guijarros y otro tipo de sedimentos con partículas cortantes. También el forro de los zapatos se desprendía de la madera, rozándonos el tobillo, abriendo heridas por todas partes. Estas heridas -por su naturaleza- desprendían un líquido pegajoso y, así, al cabo de un tiempo, era ya imposible librarse de los zapatos, que ya no se podían quitar, se pegaban, se adherían al cuerpo, formando otro miembro más. Yo llevaba puestos los zapatos todo el día, y tampoco me los quitaba para acostarme, entre otras cosas para no perder tiempo cuando tuviera que levantarme saltando de mi cama, dos, tres y hasta cuatro veces cada noche (2000, p. 59-60. Cfr. Kertész, 2006, p. 167-168,170).


¿Crees que las amenazas de guerras anteriores o más exactamente de la segunda Guerra Mundial han sido resueltas?
¿Crees que la figura del musulmán sigue vigente?

lunes, 23 de marzo de 2015

Comunidad -- Franz Kafka


Franz Kafka (1883-1924)  fue un escritor Checo en lengua alemana, aprendió yidis, checo, hebreo, italiano y francés. Inicio estudios universitarios en Química, Germanística e Historia del Arte, luego obtiene el título de doctor en Derecho. Su obra llega en contra de su voluntad; puesto que había ordenado a su mejor amigo Max Brod quemar todos sus manuscritos. Kafka es considerado como uno de los más grandes escritores del siglo XX. 
Obras:  El proceso, El castillo, América, La metamorfosis, Un médico rural, En la colonia penitenciaria,  Un artísta del hambre, Informe para una academia, Preocupaciones de un padre de familia, entre otros.




Comunidad

Somos cinco amigos, hemos salido uno detrás del otro de una casa; el primero salió y se colocó junto a la puerta; luego salió el segundo, o mejor se deslizó tan ligero como una bolita de mercurio, y se situó fuera de la puerta y no muy  lejos del primero; luego salió el tercero, el cuarto y, por último el quinto. Al final formábamos una fila. La gente se fijó en nosotros, nos señalaron y dijeron: " Los cinco acaban de salir de esa casa". Desde aquella vez vivimos juntos.
Sería una vida pacífica, si no se inmiscuyera continuamente un sexto. No nos hace nada, pero nos molesta, lo que es suficiente. ¿Por qué quiere meterse donde nadie lo quiere? No lo conocemos y tampoco queremos acogerlo entre nosotros. Si bien es cierto que nosotros cinco tampoco nos conocíamos con anterioridad y, si se quiere, tampoco ahora, lo que es posible y tolerado entre cinco, no es posible ni tolerado en relación con un sexto. Además, somos cinco y no queremos ser seis. Y qué sentido tendría ese continuo estar juntos. Tampoco entre nosotros cinco tiene sentido, pero, bien, ya estamos juntos y así permanecemos, pero no queremos una nueva unión, y precisamente a causa de nuestras experiencias. ¿Cómo se le podría enseñar todo al sexto? Largas explicaciones significarían ya casi un a acogida tácita en el grupo. Así, preferimos no aclarar nada y no le acogemos. Si quiere abrir el pico, lo echaremos a codazos, pero si insistimos en echarlo, regresa (1996, p. 154). 






El escritor italiano  Giorgio Agamben (1942-) en su texto Homo Sacer, el poder soberano y la nuda vida, hace una ardua investigación desde la política, la filosofía  y a lo que ha llegado el ser humano después de la segunda guerra mundial, en términos de biopolítica; el autor extrae dos conclusiones pertinentes para el análisis de la "Comunidad" de Kafka: 
Primero: La relación política originaria es el bando (el estado de excepción como zona de indistinción entre exterior e interior, exclusión e inclusión) la primera de esta tesis vuelve a poner entredicho cualquier teoría del origen contractual del poder estatal y, al mismo tiempo, toda posibilidad de colocar en la base de las comunidades políticas algo que tenga que ver con una "pertenencia" (sea cual fuere la identidad: popular, nacional, religiosa o de cualquier otra índole en que se funde) la  segunda: El campo de concentración y no la ciudad es hoy el paradigma biopolítico de occidente, arroja una sombra siniestra sobre los modelos mediante los cuales las ciencias humanas , la sociología, la urbanística y la arquitectura tratan de organizar y de pensar el espacio público de las ciudades del mundo, sin tener una clara consciencia de que en su centro (aunque transformada y  más humana en apariencia) esta todavía aquella nuda vida que definía la política de los grandes estados totalitarios del siglo veinte (1998, p. 230-231).

- Kafka, F (1996) Relatos completos II. Buenos Aires, Argentina: Losada.
- Agamben, G. (1998). Homo Sacer, el poder soberano y la nuda vida. (G, Cuspinera, Trd. ). Barcelona, España: Pre-textos



¿Crees qué en nuestra época aún sigue vigente la exclusión del otro? 


sábado, 7 de febrero de 2015

La Resistencia



Ernesto Sabato nació en Rojas, provincia de Buenos Aires, en 1911- 2011, hizo su doctorado en Física y cursos de Filosofía en la Universidad de La Plata, trabajó en radiaciones atómicas en el Laboratorio Curie, en Francia, y abandonó definitivamente la ciencia en 1945 para dedicarse exclusivamente a la literatura.
Obras: El túnel, Sobre héroes y tumbas, Apologías y rechazos, entre otras.


La Resistencia 
Los Antiguos Valores


[...] Ahora la humanidad carece de ocios, en buena parte porque nos hemos acostumbrado a medir el tiempo de modo utilitario, en términos de producción. Antes los hombres trabajaban a un nivel más humano, frecuentemente en oficios y artesanías, y mientras lo hacían conversaban entre ellos. Eran más libres que el hombre de hoy que es incapaz de resistirse a la televisión. Ellos podían descansar en las siestas, o jugar a la taba con sus amigos. De entonces recuerdo esa frase tan cotidiana de aquellas épocas: "Venga amigo, vamos a jugar un rato a los naipes, para matar el tiempo, no más" algo tan inconcebible para nosotros. Momentos en el que la gente se reunía a tomar mate, mientras contemplaba el atardecer, sentados en los bancos que las casas solían tener al frente, por el lado de las galerías . Y cuando el sol se hundía en el horizonte, mientras los pájaros terminaban de acomodarse en sus nidos, la tierra hacía un largo silencio y los hombres, ensimismados, parecían preguntarse sobre el sentido de la vida y de la muerte.

La vida de los hombres se centraba en valores espirituales hoy casi en desuso, como la dignidad, el desinterés, el estoicismo de ser humano frente a la adversidad. Estos grandes valores, como la honestidad, el honor, el gusto por las cosas bien hechas, el respeto por los demás, no eran algo excepcional, se los hallaba en la mayoría de las personas ¿De dónde se desprendía su valor, su coraje ante la vida? [...] El modo de ser de entonces, el desinterés, la serenidad de sus modales, indudablemente reposaba en la honda confianza que tenían en la vida. Tanto para la fortuna como para la desgracia, lo importante no provenía de ellos. También los valores surgían de textos  sagrados, eran mandatos divinos.

[...] Otro valor perdido es la vergüenza. ¿Han notado que la gente ya no tiene vergüenza y, entonces, sucede que entremezclados con gente de bien  uno puede encontrar, con amplia sonrisa, a cualquier sujeto acusado de las peores corrupciones, como si nada? En otro tiempo su familia se hubiera enclaustrado pero ahora todo es lo mismo y algunos programas de televisión lo solicitan  y lo tratan como a un señor.

Desde la perspectiva del hombre moderno, la gente de antes tenía menos libertad. Eran menos las posibilidades de elección, pero, indudablemente, su responsabilidad era mucho mayor. No se les ocurría, siquiera, que pudieran desentenderse de los deberes a su cargo, de la fidelidad al lugar que la vida parecía haberles otorgado. 
Algo notable es el valor que aquella gente daba a las palabras. De ninguna manera eran  un arma para justificar los hechos. Hoy todas las interpretaciones son válidas y las palabras sirven más para descargarnos de nuestros actos que para responder a ellos (Sabato, 2000, p. 46-51).

Sabato, E.(2000). La resistencia. Colombia, Bogotá: Editorial Planeta. 

¿Crees que en la actualidad la serenidad, la vergüenza, el deber y el valor de la palabra han perdido importancia?
¿Cuál es tu opinión al respecto? 


  

domingo, 25 de enero de 2015

UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA
ÁREA DE FILOSOFÍA Y ÉTICA, COLEGIO UPB, SISTEMA DE BIBLIOTECAS
BLOGGER

DIEZ MINUTOS EN EL CUENTO

“10 minutos en el cuento” es un blog creado para los estudiantes del grado décimo del colegio UPB; el cual permite un vínculo entre filosofía y literatura  intentando abordar temas como: el amor, la angustia, la libertad, el poder, la muerte, el azar, entre otros, en el que la  literatura ha explorado desde su propia significación cultural confrontando una serie de problemas que requieren un tratamiento filosófico, a partir de la pregunta por antonomasia.
"10 minutos en el cuento" pretende desarrollar las competencias crítica y dialógica a partir de textos literarios que  permitan al estudiante interpretar y vincular posiciones filosóficas.
Lugar: Biblioteca Octavio Harry Annear
Público: Dirimido a los estudiantes del grado décimo (jornada de la mañana).
Evaluación: Por sus aportes consecutivos en el blog 10 minutos en el cuento” el estudiante tendrá una nota valorativa, la cual será efectiva al finalizar cada periodo.

Periodicidad: El encuentro se efectúa cada quince días (15).