Lucio Apuleyo Fue el escritor romana más importante del siglo II
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Obra: Su obra El Asno
de Oro (o Metamorfosis), fue la única novela romana que ha sobrevivido
completa. Se le puede relacionar con la novela picaresca. En ella Narra cómo el joven Apuleyo fue víctima de un
hechizo fallido que lo transforma en asno, sin perder sus facultades
intelectuales —salvo el lenguaje—, pasa por varios amos y diversas aventuras.
El tono humorístico es dominante, pero también hay reflexiones de tipo
filosófico y religioso. Es una obra imaginativa, irreverente y divertida que
relata las increíbles aventuras de Lucio metamorfoseado en asno. Bajo esta
apariencia oye y ve gran número de cosas extrañas, las mismas que son relatadas
como cuentos intercalados en la novela, hasta que Isis le devuelve su forma
humana. D allí, se interpone una de las más hermosas muestras de la cuentística
de la Antigüedad Clásica: la fábula de Psique y Eros. Este relato es el más
extenso de la novela y da cuenta de las preocupaciones de Psique para alcanzar a Eros y la
inmortalidad.
Los estudiantes del grado once, le dieron a la historia otro final alternativo desde lo Apolineo y lo Dionisico; tomando como referente la tragedia griega en la cual se apoyo Friedrich Nietzsche, para comprender el uso de la razón y el impulso vital a partir de la tragedia griega.
Psique y Eros
En
una ciudad de Grecia había un rey y una reina que tenían tres hijas. Las dos
primeras eran hermosas. Para ensalzar la belleza de la tercera, llamada Psique,
no es posible hallar palabras en el lenguaje humano. Tan hermosa era que sus conciudadanos,
y un buen número de extranjeros, acudían a admirarla. Incluso dieron en
compararla a la propia Afrodita, y no advirtieron que, al descuidar los ritos
debidos a esta diosa, tal vez estaban atrayendo sobre la bella y bondadosa
joven un destino funesto. Afrodita, la diosa que está en el origen de todos los
seres, herida en su orgullo, encargó a su hijo Eros: “Haz que Psique se inflame
de amor por el más horrendo de los monstruos” y, dicho esto, se sumergió en el
mar con su cortejo de nereides (ninfas del mar mediterráneo) y delfines.
Psique,
con el correr del tiempo, fue conociendo el precio amargo de su hermosura. Sus
hermanas mayores se habían casado ya, pero nadie se había atrevido a pedir su
mano: al fin y al cabo, la admiración es vecina del temor… Sus padres
consultaron entonces al oráculo: “A lo más alto contestó la llevarás del monte,
donde la desposará un ser ante el que tiembla el mismo Júpiter”. El corazón de
los reyes se heló, y donde antes hubo loas, todo fueron lágrimas por la suerte
fatal de la bella Psique. Ella, sin embargo, avanzó decidida al encuentro de la
desdicha.
Sobre
un lecho de roca quedó muerta de miedo Psique, en lo alto del monte, mientras
el fúnebre cortejo nupcial se retiraba. En estas que se levantó un viento, se la
llevó en volandas y la depositó suavemente en una pradera cuajada en flor. Tras
el estupor inicial Psique se adormeció. Al despertar, la joven vio junto al
prado una fuente, y más allá un palacio. Entró en él y quedó asombrada por la
factura del edificio y sus estancias; su asombro creció cuando unas voces
angélicas la invitaron a comer de espléndidos platos y a acostarse en un lecho.
Cayó entonces la noche, y en la oscuridad sintió Psique un rumor. Pronto supo
que su secreto marido se había deslizado junto a ella. La hizo suya, y partió
antes del amanecer.
Pasaron
los días por la soledad de Psique, y con ellos sus noches de placer. En una
ocasión su desconocido marido le advirtió: “Psique, tus hermanas querrán
perderte y acabar con nuestra dicha”. “Más añoro mucho su compañía dijo ella
entre sollozos. Te amo apasionadamente, pero querría ver de nuevo a los de mi
sangre”. “Sea “, contestó el marido, y al amanecer se escurrió una vez más de
entre sus brazos. De día aparecieron junto a palacio sus hermanas y le
preguntaron, envidiosas, quién era su rico marido. Ella titubeó, dijo que un
apuesto joven que ese día andaba de caza y, para callar su curiosidad, las
colmó de joyas. Poco antes de que anocheciera, Psique tranquilizó a sus
hermanas y las despidió hasta otra ocasión.
Con
el tiempo, y como no podía ser de otra forma, Psique quedó encinta. Pidió
entonces a su marido que hiciera llegar a sus hermanas de nuevo, ya que quería
compartir con ellas su alegría. Él rezongó pero, tras cruzar parecidas razones,
acabó accediendo. Al día siguiente llegaron junto a palacio sus hermanas.
Felicitaron a Psique, la llenaron de besos y de nuevo le preguntaron por su
marido. “Está de viaje, es un rico mercader, y a pesar de su avanzada edad…”
Psique se sonrojó, bajó la cabeza y acabó reconociendo lo poco que conocía de
él, aparte de la dulzura de su voz y la humedad de sus besos… “Tiene que ser un
monstruo “, dijeron ellas, aparentemente horrorizadas, “la serpiente de la que
nos han hablado. Has de hacer, Psique, lo que te digamos o acabará por
devorarte”. Y la ingenua Psique asintió.
“Cuando
esté dormido, dijeron las hermanas, coge una lámpara y este cuchillo y córtale
la cabeza”. Enseguida partieron, y dejaron sumida a Psique en un mar de
turbaciones. Pero cayó la noche, llegó con ella el amor que acostumbraba y,
tras el amor, el sueño. La curiosidad y el miedo tiraban de Psique, que se
revolvía entre las sábanas. Decidida a enfrentar al destino, sacó por fin de
bajo la cama el cuchillo y una lámpara de aceite. La encendió y la acercó
despacio al rostro de su amor dormido. Era… el propio dios Eros, joven y
esplendoroso: unos mechones dorados acariciaban sus mejillas, en el suelo el
carcaj con sus flechas. La propia lámpara se avivó de admiración; la lámpara,
sí, y una gota encendida de su aceite cayó sobre el hombro del dios, que
despertó sobresaltado.
Al
ver traicionada su confianza, Eros se arrancó de los brazos de su amada y se
alejó mudo y pesaroso. En la distancia se volvió y dijo a Psique: “Llora, sí.
Yo desobedecí a mi madre Afrodita desposándote. Me ordenó que te venciera de
amor por el más miserable de los hombres, y aquí me ves. No pude yo resistirme
a tu hermosura. Y te amé… Que te amé, tú lo sabes. Ahora el castigo a tu
traición será perderme”. Y dicho esto se fue. Quedó Psique desolada y se dedicó
a vagar por el mundo buscando recuperar, inútilmente, el favor de los dioses:
la cólera de Afrodita la perseguía. La diosa finalmente dio con ella,
menospreció el embarazo de la joven, le dio unos cuantos sopapos y la encerró
con sus sirvientas Soledad y Tristeza.
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Cuando
Psique se da cuenta de lo que ha hecho, ruega a Afrodita que le conceda
recuperar el amor de Eros, pero la diosa, rencorosa, le ordena realizar cuatro
tareas, casi imposibles para un mortal, antes de recuperar a su amante divino.
Como cuarto trabajo, Afrodita afirmó el estrés de cuidar a su hijo, deprimido y
enfermo como resultado de la infidelidad de Psique, que además había provocado
que perdiese parte de su belleza. Psique tenía que ir al Hades y pedir a
Perséfone, la reina del inframundo, un poco de su belleza que Psique guardaría
en una caja negra que Afrodita le dio, ya que la hermosura del inframundo es
mortal al tacto humano. Psique subió a una torre, decidiendo que el camino más
corto al inframundo sería la muerte pero una misteriosa voz la detuvo en el
último momento y le indicó una ruta secreta que le permitiría entrar y regresar
aun estando con vida, además de aconsejarle cómo engañar al perro Cerbero,
contentar a Caronte y cómocruzar los otros peligros de dicho sendero. Siguiendo
las indicaciones Psique apaciguó a Cerbero con un pastel de cebada y pagó a
Caronte un óbolo para que le llevase al Hades. En el camino, vio manos que
salían del agua. Una voz le dijo que les tirase un pastel de cebada, pero ella
rehusó. Una vez allí, Perséfone conmovida por su hazaña, dijo que estaría
encantada de hacerle el favor a Afrodita. Una vez más pagó a Caronte y le dio
el otro pastel a Cerbero para volver.
Psique
abandonó el inframundo y decidió abrir la caja y tomar un poco de la belleza
para sí misma, pensando que si hacía esto, Eros le amaría con toda seguridad.
Para su sorpresa del interior brotó un «sueño estigio», o sea un vapor
narcótico que sume en la amnesia a los muertos cuando llegan al Hades. Eros,
que la había perdonado y seguido en secreto por su aventura, voló hasta su
cuerpo y limpió el sueño de sus ojos, suplicando entonces a Zeus y Afrodita su
permiso para casarse con Psique. Éstos accedieron y Zeus hizo inmortal a
Psique. Afrodita, olvidando sus rencores bailó en la boda de Eros y Psique, y
fruto de su unión tuvieron una hija llamada Hedoné (para los griegos) o
Voluptas (para la mitología romana), la personificación del placer sensual y el
deleite.
Final alternativo por el estudiante de 11-04 Tomás Restrepo
Cuando Eros vio aquel
acto de traición por parte de su amada, sintió tristeza, su decisión que había
sido amarla a pesar de lo que su madre le había dicho, había culminado en tan
infame acto por parte de Psique. Eros, con pesar y lágrimas, regresó a casa,
allí le contó a su madre que había desobedecido, le pidió disculpas, Afrodita,
sólo respondió a su hijo con voz de calma y rencor, que iba a cobrar venganza.
Los días de Psique
eran tristes y oscuros, la soledad se había apoderado de su vida, decidió ir a
su hogar para contar a sus hermanas lo sucedido, en el caminó sintió presencias
de otras personas, haciendo caso omiso continuó su camino. A pocos minutos de
llegar a casa, vio una sombra a lo lejos, motivada por la intriga se dirigió
hacia allá, cuando llegó vio a un hombre y posteriormente fue atacada ¡Eran
súbditos de afrodita! Psique cayó al suelo llorando, lastimada, le habían
pateado y golpeado, entonces sintió un frío en su estómago, cuando se fijó…
había perdido a su bebé.
Eros se enteró de
esto a los pocos días y estalló en ira, fue a donde su madre y le juró que eso
no quedaría así, Eros se dirigió hacia el palacio donde Psique aguardaba
deprimida y sola. Ella no lo vio, Eros se inundó en melancolía y su llama
olímpica se apagó lo cual significó que el amor en el mundo comenzaría a
desaparecer y con esto Afrodita, no tendría motivo de adoración y sería
olvidada.
Final alternativo por el estudiante de 11-4 Santiago Giraldo
Otro final…
En
el mito original de psique y eros, Eros ofendido por la traición y desconfianza
de su amada, le da como castigo su pérdida, el mismísimo dios del amor y psique
arrepentida se dedicó a vagar por el mundo, buscando a Eros y la cólera de afrodita
cayó sobre ella. En este escrito me dispondré a
dar un final diferente, según lo dionisiaco, o sea, el sentimiento, de
modo que el inicio de este final va así:
“…y
una gota encendida de su aceite cayó sobre el hombro de Eros, que despertó
sobresaltado…”…miró entonces a psique con tristeza y decepción, a pesar de eso
su a mor no disminuía, Eros le pregunto entonces, con voz quebrada -¿qué haces
con ese cuchillo, Psique?- pregunta a la cual, psique no respondió. Soltó el
cuchillo y entre lágrimas de profunda tristeza corrió por la puerta, dejando
así, a si desconsolado y pensativo enamorado acostado en la cama con sus ojos
envueltos en lágrimas de dolorosa decepción.
Eros,
aun tratando asimilar lo que había acabado de ocurrir partió en busca de psique;
por lo que se veía, psique se había escondido, grande debió ser su vergüenza al
ver lo rotundamente equivocada que estaba y lo tonta que fue al creerle a sus
hermanas.
Paso
así esa noche, Eros volvió a su habitación, en todo pensó menos en dormir, fue
incapaz de conciliar el sueño el resto de la noche. A la mañana siguiente una
de las ninfas que paseaba por los jardines del palacio donde Eros vivía vio a
una de las más hermosas mujeres que
había podido contemplar en su vida, llorando la vio, llorando amargamente, la
ninfa noto su llanto de arrepentimiento, así que se acercó a la hermosa mujer y
le pregunto qué había ocurrido, el porqué de su amargura, psique con su cansada
y dolida voz le contó todo lo ocurrido,
la ninfa, viendo lo arrepentid que estaba y lo inmensamente conmovida que había
quedado con su historia, decidió ayudarla, la ninfa entonces le pidió que fuera
a donde Eros se encontraba para pedir disculpas por lo que había hecho, ella
acepto y allí fueron, pero su visita fue inútil, Eros se encontraba
verdaderamente dolido y no quería verla, así que la astuta ninfa se escabulló y
tomo las herramientas de Eros , su arco y una flecha con el poder del perdón,
todo aquel que fuera alcanzado por la punta de esta flecha sería capaz de
perdonar hasta la más grande ofensa que pudieran hacer contra él.
La
ninfa apunto, Eros como objetivo, soltó la flecha y en cuanto lo alcanzo, Eros
corrió desesperadamente en busca de psique, a quien no dudo en gritarle que la
perdonaba.
Tiempo
después, para celebrar que todo había salido bien, Eros organizo una fiesta y luego su matrimonio. Su madre,
afrodita, llena de ira por la traición
de nadie más que su mismísimo hijo, con la mujer que había pedido castigar.
Enfurecida desterró a psique al tártaro, obligándola a vivir con espíritus que
la acosarían por el resto de la eternidad por su infinita belleza y a su hijo,
con igual severidad, lo despojo de su poder para enamorar y lo condeno a ver
como estos espíritus abusaban de cuanta manera podían de su amada, por el resto
de los tiempos…
FIN