Robert Antelme (1917-1990) escritor francés y mienbreo de la Resitencia francesa. Antelme fue deportado a los campos de concentración de Dachau y Buchenwald.
Obra: L'Espèce humaine (La especie humana)
La profesora de lenguas extranjeras, modernas y traductora
literaria Laura Masello de la universidad de Magallanes. Considera que, el
libro La especie humana de Robert Antelme, nos ayuda a pensar
la experiencia de la tortura. Además, se apoya en su maestro Bleger el cual
decía que hay libros para leer y otros para pensar y que ante
el horror de la Segunda Guerra Mundial solo hay dos alternativas o un cierto
grado de lucidez dolorosa o dolorida o el buen talante de la prescindente
estupidez.
La especie humana trata sobre la segunda Guerra Mundial
en un campo de concentración nazi, su tema central es lo humano a un sistema industrial, para la
producción de la muerte, en la agonía y la adyección. Marsello indica que La
especie humana, merece su título en la expansión industrial y dolorosa
que define al siglo en que vivimos, la "industria de la muerte" y el
"campo" como la fábrica que la significa y la organiza en su
eficiencia burocratica, son paradigmáticos, de la mentalidad de esa época, de
cómo se constituye la subjetividad en relación al sistema de poder (Cfr. Masello,
1996, p. 9)
En su escrito Antelme narra la degradación que vivió en el campo:
Me he quitado la chaqueta y la camisa. Hace frío. Miro mis brazos, están muy delgados, están
manchados de sangre. También la camisa está salpicada de sangre negra. La vuelvo del revés;
largos regueros de piojos estrían el tejido. Aplasto. Los brazos se agotan a fuerza de permanecer
así para despachurrar; la uñas están rojas. De vez en cuando me paro me paro y miro la camisa:
caminan despacio, tranquilos. Racimos grasientos de liendres bordean las costuras. Un ruido
blando entre las uñas. Encarnizamiento de las manos que tratan de ir de prisa. No levanto los
ojos. Casi todo el mundo aplasta. Echamos una bronca a un tipo que se pone delante de la
puerta y tapa la luz del día. Siento deseos de tirar la camisa. Pero tendría que tirarlo todo, las
mantas también, quedarme desnudo. Estoy desbordado. Todavía hay piojos andando por la
camisa. Hay que volver a tomar carretilla. La paciencia ya no basta. Hay que tener fuerza para
mantener los brazos doblados y aplastar. Ataco de nuevo. Los hay marrones, grises, blancos
saciados de sangre. Me han absorbido. Uno puede ser derrotado por los piojos. Los brazos ya no
tienen fuerza para aplastar. Ese simple movimiento repetido los agota. Con gusto abandonaría la
camisa y me dejaría caer hacia atrás. Los cadáveres de los piojos me quedan pegados al tejido. Eso es lo que voy a volver a echarme sobre la espalda. Mi pecho está completamente lleno de
picaduras. Las costillas sobresalen. En la cabeza también tengo piojos. En este momento se
pasean por mi cuello. La gorra está llena. He vuelto a ponerme la camisa. Ahora me quito los
pantalones y los calzoncillos; en la entrepierna, los calzoncillos están negros. Es imposible
matarlos a todos. Los enrollo y los tiro por la puerta del vagón. Me quedo cerca de la puerta, con
los muslos al aire; son violetas, granulosos, ya no tienen forma; las rodillas son enormes como la
de los caballos. Alrededor del sexo estoy plagado. Están colgados del vello. Me los arranco. Soy
un nido, su calor, les pertenezco (2001, pp. 270-271).
- Antelme, R. (2001). La especie humana. (T. Richelet trad.). Madrid, España: Arena
Libros.
- Antelme, R. (1996). La especie humana. (T. Laura Masello). México, D.F: Ediciones Trilce
¿Usted considera que aún es necesario o tiene sentido evocar las desgracias de lo que conteció en los campos de concentración?