viernes, 26 de agosto de 2016



Lucio Apuleyo Fue el escritor romana más importante del siglo II


Obra: Su obra El Asno de Oro (o Metamorfosis), fue la única novela romana que ha sobrevivido completa. Se le puede relacionar con la novela picaresca. En ella  Narra cómo el joven Apuleyo fue víctima de un hechizo fallido que lo transforma en asno, sin perder sus facultades intelectuales —salvo el lenguaje—, pasa por varios amos y diversas aventuras. El tono humorístico es dominante, pero también hay reflexiones de tipo filosófico y religioso. Es una obra imaginativa, irreverente y divertida que relata las increíbles aventuras de Lucio metamorfoseado en asno. Bajo esta apariencia oye y ve gran número de cosas extrañas, las mismas que son relatadas como cuentos intercalados en la novela, hasta que Isis le devuelve su forma humana. D allí, se interpone una de las más hermosas muestras de la cuentística de la Antigüedad Clásica: la fábula de Psique y Eros. Este relato es el más extenso de la novela y da cuenta de las preocupaciones  de Psique para alcanzar a Eros y la inmortalidad.


Los estudiantes del grado once, le dieron a la historia otro final alternativo desde lo Apolineo y lo Dionisico; tomando como referente la tragedia griega en la cual se apoyo Friedrich Nietzsche, para comprender el uso de la razón y el impulso vital a partir de la tragedia griega.


Psique y Eros

En una ciudad de Grecia había un rey y una reina que tenían tres hijas. Las dos primeras eran hermosas. Para ensalzar la belleza de la tercera, llamada Psique, no es posible hallar palabras en el lenguaje humano. Tan hermosa era que sus conciudadanos, y un buen número de extranjeros, acudían a admirarla. Incluso dieron en compararla a la propia Afrodita, y no advirtieron que, al descuidar los ritos debidos a esta diosa, tal vez estaban atrayendo sobre la bella y bondadosa joven un destino funesto. Afrodita, la diosa que está en el origen de todos los seres, herida en su orgullo, encargó a su hijo Eros: “Haz que Psique se inflame de amor por el más horrendo de los monstruos” y, dicho esto, se sumergió en el mar con su cortejo de nereides (ninfas del mar mediterráneo) y delfines.

Psique, con el correr del tiempo, fue conociendo el precio amargo de su hermosura. Sus hermanas mayores se habían casado ya, pero nadie se había atrevido a pedir su mano: al fin y al cabo, la admiración es vecina del temor… Sus padres consultaron entonces al oráculo: “A lo más alto contestó la llevarás del monte, donde la desposará un ser ante el que tiembla el mismo Júpiter”. El corazón de los reyes se heló, y donde antes hubo loas, todo fueron lágrimas por la suerte fatal de la bella Psique. Ella, sin embargo, avanzó decidida al encuentro de la desdicha.

Sobre un lecho de roca quedó muerta de miedo Psique, en lo alto del monte, mientras el fúnebre cortejo nupcial se retiraba. En estas que se levantó un viento, se la llevó en volandas y la depositó suavemente en una pradera cuajada en flor. Tras el estupor inicial Psique se adormeció. Al despertar, la joven vio junto al prado una fuente, y más allá un palacio. Entró en él y quedó asombrada por la factura del edificio y sus estancias; su asombro creció cuando unas voces angélicas la invitaron a comer de espléndidos platos y a acostarse en un lecho. Cayó entonces la noche, y en la oscuridad sintió Psique un rumor. Pronto supo que su secreto marido se había deslizado junto a ella. La hizo suya, y partió antes del amanecer.

Pasaron los días por la soledad de Psique, y con ellos sus noches de placer. En una ocasión su desconocido marido le advirtió: “Psique, tus hermanas querrán perderte y acabar con nuestra dicha”. “Más añoro mucho su compañía dijo ella entre sollozos. Te amo apasionadamente, pero querría ver de nuevo a los de mi sangre”. “Sea “, contestó el marido, y al amanecer se escurrió una vez más de entre sus brazos. De día aparecieron junto a palacio sus hermanas y le preguntaron, envidiosas, quién era su rico marido. Ella titubeó, dijo que un apuesto joven que ese día andaba de caza y, para callar su curiosidad, las colmó de joyas. Poco antes de que anocheciera, Psique tranquilizó a sus hermanas y las despidió hasta otra ocasión.

Con el tiempo, y como no podía ser de otra forma, Psique quedó encinta. Pidió entonces a su marido que hiciera llegar a sus hermanas de nuevo, ya que quería compartir con ellas su alegría. Él rezongó pero, tras cruzar parecidas razones, acabó accediendo. Al día siguiente llegaron junto a palacio sus hermanas. Felicitaron a Psique, la llenaron de besos y de nuevo le preguntaron por su marido. “Está de viaje, es un rico mercader, y a pesar de su avanzada edad…” Psique se sonrojó, bajó la cabeza y acabó reconociendo lo poco que conocía de él, aparte de la dulzura de su voz y la humedad de sus besos… “Tiene que ser un monstruo “, dijeron ellas, aparentemente horrorizadas, “la serpiente de la que nos han hablado. Has de hacer, Psique, lo que te digamos o acabará por devorarte”. Y la ingenua Psique asintió.

“Cuando esté dormido, dijeron las hermanas, coge una lámpara y este cuchillo y córtale la cabeza”. Enseguida partieron, y dejaron sumida a Psique en un mar de turbaciones. Pero cayó la noche, llegó con ella el amor que acostumbraba y, tras el amor, el sueño. La curiosidad y el miedo tiraban de Psique, que se revolvía entre las sábanas. Decidida a enfrentar al destino, sacó por fin de bajo la cama el cuchillo y una lámpara de aceite. La encendió y la acercó despacio al rostro de su amor dormido. Era… el propio dios Eros, joven y esplendoroso: unos mechones dorados acariciaban sus mejillas, en el suelo el carcaj con sus flechas. La propia lámpara se avivó de admiración; la lámpara, sí, y una gota encendida de su aceite cayó sobre el hombro del dios, que despertó sobresaltado.

Al ver traicionada su confianza, Eros se arrancó de los brazos de su amada y se alejó mudo y pesaroso. En la distancia se volvió y dijo a Psique: “Llora, sí. Yo desobedecí a mi madre Afrodita desposándote. Me ordenó que te venciera de amor por el más miserable de los hombres, y aquí me ves. No pude yo resistirme a tu hermosura. Y te amé… Que te amé, tú lo sabes. Ahora el castigo a tu traición será perderme”. Y dicho esto se fue. Quedó Psique desolada y se dedicó a vagar por el mundo buscando recuperar, inútilmente, el favor de los dioses: la cólera de Afrodita la perseguía. La diosa finalmente dio con ella, menospreció el embarazo de la joven, le dio unos cuantos sopapos y la encerró con sus sirvientas Soledad y Tristeza.

Cuando Psique se da cuenta de lo que ha hecho, ruega a Afrodita que le conceda recuperar el amor de Eros, pero la diosa, rencorosa, le ordena realizar cuatro tareas, casi imposibles para un mortal, antes de recuperar a su amante divino. Como cuarto trabajo, Afrodita afirmó el estrés de cuidar a su hijo, deprimido y enfermo como resultado de la infidelidad de Psique, que además había provocado que perdiese parte de su belleza. Psique tenía que ir al Hades y pedir a Perséfone, la reina del inframundo, un poco de su belleza que Psique guardaría en una caja negra que Afrodita le dio, ya que la hermosura del inframundo es mortal al tacto humano. Psique subió a una torre, decidiendo que el camino más corto al inframundo sería la muerte pero una misteriosa voz la detuvo en el último momento y le indicó una ruta secreta que le permitiría entrar y regresar aun estando con vida, además de aconsejarle cómo engañar al perro Cerbero, contentar a Caronte y cómocruzar los otros peligros de dicho sendero. Siguiendo las indicaciones Psique apaciguó a Cerbero con un pastel de cebada y pagó a Caronte un óbolo para que le llevase al Hades. En el camino, vio manos que salían del agua. Una voz le dijo que les tirase un pastel de cebada, pero ella rehusó. Una vez allí, Perséfone conmovida por su hazaña, dijo que estaría encantada de hacerle el favor a Afrodita. Una vez más pagó a Caronte y le dio el otro pastel a Cerbero para volver.

Psique abandonó el inframundo y decidió abrir la caja y tomar un poco de la belleza para sí misma, pensando que si hacía esto, Eros le amaría con toda seguridad. Para su sorpresa del interior brotó un «sueño estigio», o sea un vapor narcótico que sume en la amnesia a los muertos cuando llegan al Hades. Eros, que la había perdonado y seguido en secreto por su aventura, voló hasta su cuerpo y limpió el sueño de sus ojos, suplicando entonces a Zeus y Afrodita su permiso para casarse con Psique. Éstos accedieron y Zeus hizo inmortal a Psique. Afrodita, olvidando sus rencores bailó en la boda de Eros y Psique, y fruto de su unión tuvieron una hija llamada Hedoné (para los griegos) o Voluptas (para la mitología romana), la personificación del placer sensual y el deleite.




 Final alternativo por el estudiante de 11-04 Tomás Restrepo




Cuando Eros vio aquel acto de traición por parte de su amada, sintió tristeza, su decisión que había sido amarla a pesar de lo que su madre le había dicho, había culminado en tan infame acto por parte de Psique. Eros, con pesar y lágrimas, regresó a casa, allí le contó a su madre que había desobedecido, le pidió disculpas, Afrodita, sólo respondió a su hijo con voz de calma y rencor, que iba a cobrar venganza.

Los días de Psique eran tristes y oscuros, la soledad se había apoderado de su vida, decidió ir a su hogar para contar a sus hermanas lo sucedido, en el caminó sintió presencias de otras personas, haciendo caso omiso continuó su camino. A pocos minutos de llegar a casa, vio una sombra a lo lejos, motivada por la intriga se dirigió hacia allá, cuando llegó vio a un hombre y posteriormente fue atacada ¡Eran súbditos de afrodita! Psique cayó al suelo llorando, lastimada, le habían pateado y golpeado, entonces sintió un frío en su estómago, cuando se fijó… había perdido a su bebé.

Eros se enteró de esto a los pocos días y estalló en ira, fue a donde su madre y le juró que eso no quedaría así, Eros se dirigió hacia el palacio donde Psique aguardaba deprimida y sola. Ella no lo vio, Eros se inundó en melancolía y su llama olímpica se apagó lo cual significó que el amor en el mundo comenzaría a desaparecer y con esto Afrodita, no tendría motivo de adoración y sería olvidada.



Final alternativo por el estudiante de 11-4 Santiago Giraldo 

Otro final…
En el mito original de psique y eros, Eros ofendido por la traición y desconfianza de su amada, le da como castigo su pérdida, el mismísimo dios del amor y psique arrepentida se dedicó a vagar por el mundo, buscando a Eros y la cólera de afrodita cayó sobre ella. En este escrito me dispondré a  dar un final diferente, según lo dionisiaco, o sea, el sentimiento, de modo que el inicio de este final va así:
“…y una gota encendida de su aceite cayó sobre el hombro de Eros, que despertó sobresaltado…”…miró entonces a psique con tristeza y decepción, a pesar de eso su a mor no disminuía, Eros le pregunto entonces, con voz quebrada -¿qué haces con ese cuchillo, Psique?- pregunta a la cual, psique no respondió. Soltó el cuchillo y entre lágrimas de profunda tristeza corrió por la puerta, dejando así, a si desconsolado y pensativo enamorado acostado en la cama con sus ojos envueltos en lágrimas de dolorosa decepción.
Eros, aun tratando asimilar lo que había acabado de ocurrir partió en busca de psique; por lo que se veía, psique se había escondido, grande debió ser su vergüenza al ver lo rotundamente equivocada que estaba y lo tonta que fue al creerle a sus hermanas.

Paso así esa noche, Eros volvió a su habitación, en todo pensó menos en dormir, fue incapaz de conciliar el sueño el resto de la noche. A la mañana siguiente una de las ninfas que paseaba por los jardines del palacio donde Eros vivía vio a una de las más hermosas mujeres  que había podido contemplar en su vida, llorando la vio, llorando amargamente, la ninfa noto su llanto de arrepentimiento, así que se acercó a la hermosa mujer y le pregunto qué había ocurrido, el porqué de su amargura, psique con su cansada y dolida voz le contó todo lo  ocurrido, la ninfa, viendo lo arrepentid que estaba y lo inmensamente conmovida que había quedado con su historia, decidió ayudarla, la ninfa entonces le pidió que fuera a donde Eros se encontraba para pedir disculpas por lo que había hecho, ella acepto y allí fueron, pero su visita fue inútil, Eros se encontraba verdaderamente dolido y no quería verla, así que la astuta ninfa se escabulló y tomo las herramientas de Eros , su arco y una flecha con el poder del perdón, todo aquel que fuera alcanzado por la punta de esta flecha sería capaz de perdonar hasta la más grande ofensa que pudieran hacer contra él.

La ninfa apunto, Eros como objetivo, soltó la flecha y en cuanto lo alcanzo, Eros corrió desesperadamente en busca de psique, a quien no dudo en gritarle que la perdonaba.
Tiempo después, para celebrar que todo había salido bien, Eros organizo una fiesta  y luego su matrimonio. Su madre, afrodita,  llena de ira por la traición de nadie más que su mismísimo hijo, con la mujer que había pedido castigar. Enfurecida desterró a psique al tártaro, obligándola a vivir con espíritus que la acosarían por el resto de la eternidad por su infinita belleza y a su hijo, con igual severidad, lo despojo de su poder para enamorar y lo condeno a ver como estos espíritus abusaban de cuanta manera podían de su amada, por el resto de los tiempos…
FIN